"Mucha gente preferiría morir antes que pensar. De hecho, lo hacen" Bertrand Russell.

viernes, 20 de junio de 2014

Epistemología: filosofía de/en/desde/con/para la ciencia

"Algunos filósofos carentes de formación científica son culpables de las filosofías de la ciencia que son anticientíficas o por lo menos acientíficas, del mismo modo que los científicos sin formación filosófica suelen ser los creyentes más fervorosos en la existencia de "la" filosofía de la ciencia, que a menudo es aquella que han aprendido en el libro de epistemología con que se han cruzado. No existe "la" filosofía de la ciencia en cuanto teoría única: apenas hay intentos, si bien cada vez más serios, por 'cientifizar' la epistemología y, en general, la filosofía." Mario Bunge.


En su célebre conferencia de 1957 (convertida después en el último capítulo del libro La ciencia, su método y su filosofía) titulada "Filosofar científicamente y encarar la ciencia filosóficamente", el epistemólogo Mario Bunge les cuenta a sus alumnos (tanto de aquel tiempo como los que ahora lo leemos) la necesidad urgente de generar epistemólogos de primer nivel en Latinoamérica, con el fin de incrementar la difusión y el estudio de los fundamentos de la ciencia, ofreciendo a la sociedad una serie de expertos que estén capacitados para analizar, debatir y proponer soluciones a los problemas filosóficos que se derivan de la actividad científica.

Bunge nos habla de revitalizar la carrera de filosofía, la cual parece que prepara más especialistas en filosofía antigua y medieval, que filósofos propiamente dicho. También se denuncia la falta de cultura científica de los especialistas en filosofía y la ignorancia filosófica de los científicos profesionales. Si esta situación sigue así (recuérdese que Bunge hablaba en el 57, pero el problema aún continúa hasta la actualidad), estamos condenados a seguir viendo esa separación abismal entre ciencia y filosofía, con especialistas de ambas áreas despreciándose unos a otros.

Una de las áreas que une la rigurosidad y el respeto por los hechos que muestra toda ciencia, y el análisis lógico de conceptos y la formalización de la filosofía exacta, es la epistemología. Pero, ¿qué es la epistemología? El concepto puede causar cierta confusión ya que más de un libro lo utiliza como sinónimo de gnoseología o teoría del conocimiento. Pero esta confusión es innecesaria y puede evitarse si se define de forma clara el área de la epistemología.

Así, es posible decir que la gnoseología es la rama de la filosofía que se ocupa del estudio de los principios del conocimiento. El conjunto de cuestiones, debates y respuestas sobre ¿qué es el conocimiento?, ¿qué podemos llegar a conocer?, ¿cómo conocemos?, ¿existen salidas para dilemas racionalismo-empirismo e individualismo-colectivismo?, etc., forman parte de la gnoseología. Esta área se ha visto enriquecida sobre todo gracias a las ciencias cognitivas, las cuales nos ofrecen respuestas a muchas de estas preguntas, generando nuevas cuestiones. Desde luego, el que la ciencia cognitiva nos ayude a resolver problemas gnoseológicos no significa que la gnoseología se quede sin campo de estudio; las ciencias cognitivas también presentan un fondo gnoseológico en el cual apoyan sus nuevas hipótesis. No podemos saber si algún día la gnoseología acabará siendo una ciencia cognitiva más, adquiriendo independencia de la filosofía; lo que sí sabemos, es que la gnoseología representa la cuna de una serie de problemas fascinantes sobre nuestra relación (como sujetos) con el universo (como objeto de estudio).

Pero la epistemología no se ocupa de problematizar sobre los problemas del conocimiento, así, de forma general. Tal vez podríamos ver a la epistemología como "gnoseología especializada", pues se enfoca en problematizar sobre un tipo de conocimiento muy especial: el conocimiento científico. La epistemología es el mejor ejemplo de un enlace de filosofía y ciencia.

La epistemología busca debatir y proponer respuestas a preguntas como ¿qué es el conocimiento científico?, ¿cuáles son los principios filosóficos presupuestos en la investigación científica?, ¿qué es el método científico?, ¿existe "el" método científico como un proceso lineal e inmutable?, ¿cuáles son las diferencias entre ciencia, semiciencia, protociencia y pseudociencia?, ¿son lo mismo ciencia y tecnología?, ¿la ciencia presupone la realidad autónoma y la legalidad del mundo?, ¿cómo se relacionan las teorías científicas con la realidad y la experiencia?, ¿la ciencia puede ir más allá de los fenómenos y la relación entre éstos?, ¿es posible describir las cosas reales con minuciosidad y una precisión perfecta?, ¿qué son las leyes y las explicaciones científicas?, ¿qué función desempeñan las matemáticas en las ciencias factuales?, ¿la filosofía puede desempeñar una función constructiva en la investigación científica?, ¿la ciencia está moralmente comprometida?, ¿existen límites al avance de la ciencia? Cuestionarse sobre los principios, fines y la naturaleza de la ciencia es el primer paso para hacer epistemología.

Mario Bunge enfatiza en esto al decirnos que la epistemología es pues, la filosofía de, en, desde, con y para la ciencia. Filosofía de la ciencia hace referencia al examen filosófico de la ciencia (sus problemas, sus métodos, su estructura, etc.). Filosofía en la ciencia (o más exactamente filosofía de la ciencia en la ciencia) comprende el estudio de las implicaciones filosóficas de la ciencia, el examen de las categorías e hipótesis que intervienen en la investigación científica, o que emergen en la síntesis de sus resultados. Es pues, el estudio de las hipótesis filosóficas que en ciencia se presuponen y se utilizan como punto de partida. La filosofía desde la ciencia sugiere que se trata de una filosofía que hace hincapié en la ciencia, que ha sustituido la especulación sin freno por la investigación guiada en el método científico, teniendo un respeto profundo por los hechos empíricos y por la consistencia lógica. Filosofía con la ciencia trata de una filosofía que acompaña a la ciencia, es decir, una filosofía que está al margen de los logros de la ciencia, que no se pone a especular sinsentidos sobre el ser y el tiempo. Por último, la filosofía para la ciencia sugiere una filosofía que no solo se nutre de la ciencia, sino que aspira a serle útil, que busca servir para establecer, por ejemplo, las diferencias que existen entre la definición y el dato, o entre la verdad factual y la proposición que es verdadera o falsa independientemente de los hechos. Esta es una filosofía que no solo escarba en los fundamentos filosóficos que las ciencias admiten, sino que además busca aclarar la estructura y función de los sistemas científicos, señalando relaciones y posibilidades inexploradas.

Pero hablar de filosofía de, en desde, con y para la ciencia tal vez sea demasiado largo y poco estético. ¿Por qué no mejor utilizar un solo concepto: epistemología?, o ¿por qué no llamarlo solo filosofía de la ciencia, una disciplina que resulta ser, por su objeto de estudio, una metaciencia? Pues bien, un epistemólogo como tal, no puede ser un filósofo que pregona una filosofía contra, sobre y/o bajo la ciencia. Una filosofía contra la ciencia (tal como han existido y siguen existiendo) resultará ser una filosofía irracionalista, que desprecia el respeto por los hechos y la consistencia. Una filosofía contra la ciencia resulta ser anticientífica. Este tipo de posturas son las que alimentan doctrinas como las del fundamentalismo religioso, la tecnofobia y el activismo contra la investigación y aplicación científica. Quien filosofa contra la ciencia o aun al margen de ella, ignorándola por completo, (tal como nos dice Bunge),  imita a los escolásticos que rehusaban mirar por el anteojo astronómico de Galileo.

Si hablamos de una filosofía sobre la ciencia estamos haciendo referencia a una disciplina superior rectora de las disciplinas científicas. Aunque este ha sido el anhelo de muchos que en el pasado se han llamado a sí mismos "epistemólogos", lo cierto es que estos intentos no han sido otra cosa más que la burla de los científicos, pues siempre han mostrado grados intolerables de arrogancia combinados con ignorancia científica. Si quieres hacer que la comunidad científica se burle de la filosofía y la desprecie, tan solo di que la filosofía es superior a la ciencia y que la primera le dice cómo actuar a la segunda.

Por otro lado, la expresión filosofía bajo la ciencia sugiera una posición inversa, como si la filosofía dependiera de forma absoluta de la ciencia. Este error, aunque poco común entre los filósofos que miran sus propuestas casi siempre como superiores a los anteriores, suele ser expresado como una virtud epistemológica. Sin embargo, la filosofía de la ciencia no solo comporta el examen de los supuestos filosóficos de la investigación científica, sino que tiene derecho a una elaboración creadora de un nivel diferente del científico aunque reposa sobre éste último: el nivel metacientífico.

La comprensión precisa de la epistemología como la principal disciplina filosófica que estando al margen de la ciencia, la cuestiona, la crítica y la analiza como la manifestación humana que es, probablemente sea el primer paso para comprender la relación tan estrecha entre filosofía y ciencia. Algo importante a comprender es que no todo el que tiene título en filosofía es un epistemólogo, del mismo modo que el no tener título en filosofía no significa que no sea (o no pueda ser) epistemólogo. Existen filósofos con perspectiva científica y científicos con inquietudes filosóficas que enriquecen por igual esta disciplina fascinante. Un segundo paso para este mismo propósito sería el hablar de los logros e importancia de la epistemología que tiene (o debería tener) para con la investigación, la aplicación y la divulgación de la ciencia, pero eso ya será tema para otra entrada.

En resumen:
La epistemología puede entenderse como la filosofía de, en, desde, con y para la ciencia. Una empresa de conocimiento que aún se encuentra en pañales en varias partes del mundo, pero que se hace necesaria para una comprensión completa de la actividad científica como actividad humana, y para una cultura científica que no solo se concentra en los logros de la ciencia, sino que también presta atención sobre los principios que sirvieron de base para las investigaciones que dieron como resultado dichos logros.

lunes, 9 de junio de 2014

El sueño de Kant*

"Si ahora nos preguntamos: ¿es que vivimos en una época ilustrada? La respuesta será: no, pero sí en una época de ilustración." Immanuel Kant.




Immanuel Kant puede considerárselo, con justas razones, como el último gran filósofo de la Ilustración y el primer gran filósofo científico, al tratar de comprender y desentrañar los fundamentos filosóficos de la ciencia de su época (con la mecánica newtoniana como el paradigma dominante). Kant admiraba los logros de Isaac Newton al sistematizar todo un modelo teórico que daba cuenta de un gran número de fenómenos naturales que, hasta antes de dicho logro, no podían entenderse de forma clara.

El punto principal de admiración de Kant a Newton, era cómo Newton había creado todo un modelo que era capaz de predecir con exactitud matemática los fenómenos de la naturaleza, tal y como se demostraría con el paso de los años. Kant buscaba hacer algo parecido, buscaba ser un nuevo Newton, pero no en la física, sino en la filosofía y la historia. Más de uno podría decir con buen sustento que logró realmente convertirse en un “Newton de la filosofía”, al crear un sistema filosófico cuya influencia es notable incluso en nuestra época. Gran cantidad de los avances en las controversias filosóficas, se lo debemos a los comentarios (tanto defendiendo como atacando) que se han hecho sobre la obra de Kant.

Pero Kant buscaba ser un “Newton” en el sentido de poder descubrir las generalidades, patrones o leyes naturales que rigen el devenir histórico de la humanidad. Newton buscaba, a partir del estudio de la historia, predecir los fenómenos sociales futuros. Según Kant, el futuro no puede ser otro sino el progreso hacia mejor de la civilización.

Este “Newton de la historia”, aunque como podemos notar en el mundo actual, erró en sus intentos de predicción ya que fue incapaz de encontrar un principio natural en el proceso histórico (intento que siguió siendo parte medular de las doctrinas de varios personajes importantes en la filosofía tradicional, tales como Hegel y Marx) podemos llamarlo como el padre de una disciplina filosófica que hoy en día es parte importante de los estudios epistemológicos: la filosofía de la historia.

Los estudios en ésta disciplina al principio, como en la obra de Kant, tenían un carácter especulativo, haciendo que la filosofía de la historia se viera como una rama de la metafísica (del mismo modo que iniciarían otras disciplinas como la filosofía de la mente y la psicología). En la actualidad, la filosofía de la historia tomó un camino distinto del de la especulación abierta, dirigiéndose a transformarse en una rama de la epistemología (o filosofía de la ciencia) adquiriendo un carácter crítico y buscando entender la metodología de la histórica como ciencia social, analizando sus respectivos fundamentos y problemas filosóficos.

Kant veía de forma inminente que el progreso humano era el destino mismo de la especie como sociedad. Así, Kant nos indica que la clave, o el motor, para una sociedad ilustrada es la libertad, o por lo menos eso es lo que parece plantear en su ensayo ¿Qué es la Ilustración? (1784), cuando nos dice lo siguiente:

“Para esta Ilustración no se requiere más que una cosa, libertad; y la más inocente entre todas las que llevan ese nombre, a saber: la libertad de hacer uso público de su razón íntegramente. 
[…] Pero, ¿qué limitación es obstáculo a la ilustración? ¿Y cuál, por el contrario, estímulo? Contesto: el uso público de la razón le debe estar permitido a todo el mundo, y esto es lo único que puede traer ilustración a los hombres.”

Kant enfatiza que la razón por la que no se ha dado la ilustración, no es tanto por falta de inteligencia o de razón misma, sino por falta de decisión, en la que hasta ahora, las personas preferían que el monarca o el sacerdote decidieran por él. Podemos notar aquí el análisis crítico a un problema que aún en nuestros días está presente.

La crítica a las instituciones y la libertad del ciudadano para llevar a cabo esta acción, son esenciales para una civilización ilustrada que busca seguir el camino del progreso. Así es como Kant también genera controversia al poner en tela de juicio la autoridad injustificada tanto de políticos, sacerdotes e incluso oficiales (policía o ejército).

A pesar de todo, señala Kant, su tiempo aún no es el de una civilización ilustrada:

“Si ahora nos preguntamos: ¿es que vivimos en una época ilustrada? La respuesta será: no, pero sí en una época de ilustración. Falta todavía mucho para que, tal como están las cosas y considerados los hombres en conjunto, se hallen en situación, ni tan siquiera en disposición de servirse con seguridad y provecho de su propia razón en materia de religión. Pero ahora es cuando se les ha abierto el campo para trabajar libremente en este empeño, y percibimos inequívocas señales de que van disminuyendo poco a poco los obstáculos a la ilustración general o superación, por los hombres, de su merecida tutela. En este aspecto, nuestra época es la época de la Ilustración o la época de Federico.”
Como podemos notar, aunque Kant admite que aún no es posible hablar de una civilización ilustrada, sí lo es por otra parte, hablar de una civilización en camino hacia la ilustración o una época de la Ilustración. Kant señalará a lo largo de sus ensayos referentes sobre la especulación de la historia que este camino es el camino inevitable de la civilización humana.

Tal vez si Kant hubiera vivido lo suficiente como para conocer la influencia de obras contrailustradas y por demás oscurantistas, como las de Hegel, Fichte y Nietzsche, o como las de los posmodernos como Feyerabend, Foucault, Lacan, etc, podría darse cuenta que en realidad las conjeturas que daba no eran más que sus anhelos sobre el ser humano y no los planes de la naturaleza para la humanidad. Anhelos que en muchas veces se han visto opacados desde distintos frentes (intelectual, político, económico, social, moral y jurídico).

Kant también nos habla sobre las leyes o “principios” naturales que regirán el progreso hacia la civilización cosmopolita, haciendo alusión a que estos principios deben ser juzgados del mismo modo en que son juzgadas las leyes físicas de Kepler y Newton. En Idea de una Historia Universal en sentido Cosmopolita (1784), Kant enumera dichos principios:

1. Todas las disposiciones generales de una criatura están destinadas a desarrollarse alguna vez de una manera completa y adecuada.

2. En los hombres aquellas disposiciones naturales que apuntan al uso de su razón, se deben desarrollar completamente en la especie y no en los individuos.

3. La Naturaleza ha querido que el hombre logre completamente de sí mismo todo aquello que sobrepasa el ordenamiento mecánico de su existencia animal, y que no participe de ninguna otra felicidad o perfección que la que él mismo, libre del instinto, se procure por la propia razón.

4. El medio del que sirve la Naturaleza para lograr el desarrollo de todas sus disposiciones es el antagonismo de las mismas en la sociedad, en la medida que ese antagonismo se convierte a la postre en la causa de un orden legal de aquellas.

5. El problema mayor del género humano, a cuya solución le constriñe la Naturaleza, consiste en llegar a una sociedad civil que administre el derecho en general.

6. El problema 5 es el más difícil y el que más tardíamente resolverá la especie humana.

7. El problema de la institución de una constitución civil perfecta, depende, a su vez, del problema de una legal relación exterior entre los estados, y no puede ser resuelto sin este último.

8. Se puede considerar la historia de la especie humana en su conjunto, como la ejecución de un secreto plan de la Naturaleza, para la realización de una constitución estatal interiormente perfecta, y con este fin, también exteriormente, como el único estando en que aquella puede desenvolver plenamente todas las disposiciones de la humanidad.

9. Un ensayo filosófico que trate de construir la historia universal con arreglo a un plan de la Naturaleza que tiene hacia la asociación ciudadana completa de la especie humana, no solo debemos considerarla como posible, sino que es menester también que lo pensemos en su efecto propulsor.

He aquí el intento de Kant por establecer las leyes naturales de la historia, marcando así el estudio de una disciplina indispensable, en un primer momento, en la corriente del idealismo alemán y después en las concepciones materialistas y realistas como las del marxismo y sus derivadas, así llegando al final a ser parte de la epistemología que, más que especular sobre el devenir de la humanidad, se concentra en la gnoseología, la metodología, la semántica, la lógica, la ontología y la ética de la disciplina histórica.

Es importante resaltar el cómo es que en la mente de Kant, una mente que pocos dudarían que sea propia de la era de la Ilustración, mantiene vivos como fundamento la vieja teleología aristotélica defendida por la escolástica medieval. La idea de una causa final de la existencia de la civilización siguió siendo parte de doctrinas que se dijeron puramente materialista, como las del marxismo. Pero sigamos con Kant.

Kant seguiría generando obras dignas de mención, como su ensayo especulativo sobre el origen del hombre, en el que trata de entender de forma secular el mito bíblico del Génesis, o las especulaciones sobre el día del juicio final y cómo lo que se menciona después de este sería lo que Kant señala como el inevitable devenir del progreso humano, descrito por las “leyes” ya numeradas.

Kant es un autor fascinante que, a diferencia de otros que se dedicaron a la especulación, resulta ser claro y preciso, mostrando un profundo conocimiento en naturalismo, historia, filosofía, política e incluso religión; a la vez que muestra sus anhelos y prejuicios heredados de una tradición de más de un milenio. Con todo, además de deberle en gran medida el curso que seguirían disciplinas como la gnoseología, la metafísica, la estética, la ética y la epistemología, también estamos en deuda por la creación de una disciplina por demás fascinante: la filosofía de la historia.

Hoy en día, hablar de filosofía especulativa de la historia (como las de Kant, Fichte, Hegel, Marx, Collingwood, etc.) es hacer sencillamente mala filosofía. Si bien, el tratar de comprender el cómo no es posible hablar de "leyes de la historia" que nos ayuden a descifrar el devenir humano (idea que también ha inspirado pseudociencias como la futurología) representa un área de estudio interesante, el buscar hacer un sistema de normas teleológicas como las de Kant es separarse por completo de la realidad.

En resumen:
Immanuel Kant, el último grande la Ilustración, inspirado en los logros de la física de su tiempo, buscaría crear un sistema que pudiera descubrir las leyes de la historia y de este modo, predecir el devenir humano. Aunque como podemos notar, varios siglos después de las obras especulativas de Kant, que fracasó en su intento, lo cierto es que su línea de investigación especulativa sería la cuna de una disciplina de vital importancia en la actualidad: la filosofía de la historia.

*El presente escrito es una reseña (corregida y aumentada) de la antología de Immanuel Kant Filosofía de la Historia, que presenté en el Seminario sobre Kant en el ciclo 2014 A en la carrera de Filosofía, CUCSH, U de G.